lunes, 13 de junio de 2011

Africanus, la Nacion de los Asesinos. - Preludio

"¿Porque el hombre mata a otros hombres?¿Acaso lo hace por placer o por necesidad?.
Dime pequeño Africanus ¿Que lleva a un niño de 9 años a rebanarle la cabeza a su padre?. Fue acaso ¿el temor a ser asesinado? Saber que tu padre planeaba descaerse de ti ah de a ver sido un golpe duro para un niño tan pequeño."

Sus dulces ojos antaño verdes y relucientes cual preciosa gema, se habían transformado en un apagado pantano verdoso, que enseñaba en lo que se habia convertido. 
El momento en que el niño se convierte en hombre es aquel en el que puede vivir por si mismo, en el que ya no necesita del cuidado de sus padres y puede caminar los sinuosos camino de la vida por si solo.

"Africanus ¿Crees poder seguir tu solo a partir de ahora el oscuro camino que Dios te depara en la vida?"

El niño sin dejar de observar la hermosa cúpula de la capilla en la cual se encontraban alojados le contesta al hombre -: Ya no puedo creer mas en tu Dios. Ya no creo en destinos o deberes, pero de ahora en mas yo seguiré el camino que mi padre quiso quitarme. Yo seré el nuevo Rey.

Maur -Ah -: ¡Que asi sea! Como el poder que me corresponde como hermano mayor del anterior Rey, como sucesor y como líder eclesiástico te confiero a ti, pequeño Africanus An -Shai el titulo del decimo octavo Rey y de tercer Sultan del Sultanato del Shiin. ¡Que Dios honre este grandioso día!

viernes, 3 de diciembre de 2010

La guerra llego a su fin y solo un pais llego a la gloria, el Aguila Negra, conquistador de conquistadores se corono a si misma entre los hueses y sangre de sus enemigos como Rey de barbaros.
El mundo tiembla ante las feroces garras de la pequeña pero a su vez tan enorme Aguila.
Coronado en tierras enemigas el Rey Sargento se regocijo y demostro su superioridad ante todos quienes quisieran comerle. Todos recordaran la proesa de un pequeño Aguila Negra con gigantes monstruos como sus hijos, derroto incluso a las bestias mas grandes que el mundo haya visto, en el campo de batalla, todo que se le enfrento sufrio la muerte y el olvido. Pero solo de gloria no puede vivir una nacion.
La guerra trae consigo la peste, el hambre y el dolor de la gente, pobresa y destruccion son sus hermanas. Aunque el jugoso botin de guerra superaba lo que jamas nadie haya visto, este no seria eterno y no podria ser suficiente para los deseos militaristas del Rey Sargento...
Las enfermedades y el hambre pueden impulsar al hombre a cualquier cosa, incluso sea matar tan lentamente como una hiena mata a un animal herido para comerselo luego...

Los lejanos pueblos costeros que se habian mantenido en paz festejaban su vida tan tranquila, buenas cosechas, felicidad y tranquilidad ¿quien no envidiaria esa clase de vida?
Aquellos que vivian por la espada y no conocian otra cosa que la muerte y la sangre se acercaban. En las cosastas tranquilas, barcos con insignias nunca vistas se acercaban en la noche desde el sur. ¿Quien esperaria que en la tranquila noche ellos llegaran?. Con un salvaje grito de guerra los gigantes saltaron de sus barcazas, los pueblerinos dormidos despertaron exaltados, pero no tanto como estas bestias sedientas de muerte.
Los Berserkers endrogados en una colera inumana, son los primeros en saltar, desesperados corren blandiendo sus enormes armas buscando que matar, quienes no se matan unos a otros por los estupefacientes.
El lider de la emboscada, el chico de cenizas observa desde su barca, tranquilo sin hacer un solo movimiento, esperando el momento indicado de atacar. Cuando los aldeanos salen alertados son emboscados por dementes sedientos de sangre que los matan sin piedad, el ruido de la lucha ya se puede escuchar desde las barcas. Con armas de mala calidad los pueblerinos tratan de defenderse, no daran sus vidas y sus vienes a los barbaros.
¿Cuantas vidas se necesitaria para poder derrotar a estas bestias humanas engendros de Dioses dementes?

La señal esta dada, el chico de la ceniza deja deslizar una pequeña orden de sus labios y como un mandamiento de los mismos Dioses los barbaros saltan a las frias aguas hacia la playa. Como animales de rapiña estos entran en las casas tomando a mujeres y niños para esclavizar, matando a todo aquel que se les oponga, expertos tasadores y ladrones se lleban todo cuanto valor tuviese. Los niños corrian, escapaban, pero era imposible escapar de su destino. Destinados a morir o a ser eclavisados, la muerte en vida, no seria diferente, ellos, los barbaros no dejarian a nadie y antes de irse quemarian todo, esa era su forma de obrar, su forma de honrar a sus Dioses.
 Alimentar un pueblo hambriento para ellos no depende de cuanta comida lleven si no, de cuantas cosas de valor puedan vender...
En tiempos donde la comida se hecha a perder, donde no aguantaria meses sobre el mar ¿Quien podria alegar que lo que hacian estaba mal?¿ Quien podria decir que su forma de alimentar a sus familias era mala?
Dudo que eso les importara, ya que ellos solo buscaban una cosa y era gloria y fama, sangre en sus manos o muerte en el campo de batalla...
El pequeño pueblo es arrasado por un grupo aun menor de hombres, guerreros, dispuestos a morir por el honor de ser resividos por sus Dioses.
Solo aquel que muriese en el campo de batalla, podria ver la cara de sus Dioses.
Aquellos que sobrevivieran, volverian con un gran botin a las alas del Aguila Negra.
Pero ningun botin es suficiente para quienes el hambre de la guerra es superior al del estomago...

Como este pueblos enteros comenzaron a ser atacados, pequeños pueblos, grandes ciudades y condados, nada detenia a estos monstruos en su busqueda, en la busqueda de alimentar su alma.
Heroes para su pueblo ladrones, asesinos y esclavistas para aquellos quienes los conocian.
¿Quien seria capas de detener a estos piratas?¿Quien podria acabar con el envate de los barbaros?¿Quien seria aquel que ponga fin a sus fuerzas, engendradas de extrañas drogas?...

No importa cuanto se preguntaran, ellos seguirian robando y matando, porque ellos eran los ¡Vikingos del Aguila Negra!

lunes, 22 de noviembre de 2010

El Aguila Negra

El gran Águila Negra se reposa sobre la colina, las columnas de hombres apiladas como piezas de dominó, perfectamente simétricas e indiferenciables unas de otras. Su furibunda bravura  proveniente de sus monstruosos ancestros, su gloriosa muestra de fuerza frente al enemigo mostraba quien tendria la victoria en el campo de batalla.
Hombres divididos en forma de fuerte muralla inamovible, defendiendo su colina, esperan con fervor la victoria de la batalla o la honrosa muerte por su nación, por la tierra que los vio crecer, por el Águila Negra.

    Bajo la colina se escuchaba un gran estruendo, los pasos de miles y miles de hombres siguiendo a un caballo, en sus estandartes se podía denotar un Águila Dorada de dos cabezas, un águila bendecida por los Dioses y bastos territorios que lograron tomar en cientos de gloriasas batallas. Sin parar su marche, ante el oscuro cielo dominado por sus enemigos, preparados para la lucha cara a cara de las dos águilas.
    La rivalidad de los hermanos los lleva a luchar por su vida y por la gloria de su nación, sólo uno vivirá al final del día, sólo un águila puede conquistar el cielo…

    Desde la tierra se podían ver las brillantes plumas negras, en la colina, vivos rojos y blancos resaltaban en sus ropajes remarcando una cruz negra en su pecho, el Águila, dios de la guerra presentaba una sólida infantería dispuesta como sólidas columnas que sosteniendo el cielo comenzaban su marcha colina abajo enfrentando la cara de la blanca muerte.
    El águila de dos cabezas se encontraba de punta en blanco, sin una sola mancha en sus blancas plumas, acompañados por soldados con un resplandor dorado, con ropajes entre negros y azules, estos pocos hombres que venían en nombre de la gigantesca hidra, niños que por primera vez se enfrentan a la muerte, terror puede verse en sus ojos, terror, temor, cobardía, sus vidas ya yacían sin valor en el campo de batalla antes de que incluso esta comience.
     Una de las cabezas del Águila tomo el frente y se paró ante sus hombres, quienes lo miraron con un respeto descomunal, su figura irradiaba grandeza y respeto, sus cicatrices de cientos de batallas ante los infieles le habían dado la gloria que el Águila de dos cabezas merecía, pero este Águila se veía opacada por su hermana de plumajes negros, que había aceptado a los infieles bárbaros entre sus filas, que se había alimentado de sus pequeños hermanos para crecer en la grandiosa y temible Águila Negra que era.
    Las palabras de aquel Rey  logró que incluso los corazones vacilantes de los niños se convirtieran en fuertes fieras para la batalla, dispuestas a morir para deshacerse de los bárbaros que atacan sus tierras y que van en contra de los deseos de la Hidra.
    El ejército negro se detuvo manteniendo aun su posición en la colina, su perfecta, hermosa y asombrante sincronía y simetría sorprendían a los hombres que desde abajo los veían, no los superaban en numero y sus armaduras no eran las mejores, pero aun así su maniobrabilidad sorprendía a los que jamás había visto tal disciplina militar.
Un silencio ensordecedor llenó el campo de batalla, hasta que una carcajada se escuchó en el eco de la colina. Era ni más, ni menos, el Rey Sargento, quien había domado a la salvaje Águila Negra, soldado de miles de batallas frente a sus hombres, bajo la bandera negra que ondeante asusta a sus enemigos.
    Ambos Reyes de reyes, se miran detenidamente una a otro, sus ejércitos ya desplegados estaban listos para luchar, listos para bailar en un campo de sangre hasta que sólo una bandera quede en pie sobre la otra.

    El primero en dar un primer paso es el Águila Negra, tras una seña del Rey Sargento, el Águila despliega sus alas y lanza sus plumas que ennegrecen el cielo, miles de flechas negras caen sobre el enemigo, los primeros cuerpos caen al suelo, las blancas plumas comienzan a teñirse de un rojo escarlata. El Águila de dos cabezas le señala a sus generales que adelanten a la infantería para chocar al enemigo y así detener la lluvia de plumas. Lo que el jamás se esperó es que el Rey Sargento se le adelantara y enviara a sus ballesteros entre las hendiduras formadas por las columnas de infantería que, poco a poco, comenzaron a girar para formar una barrera. Tras recibir muchas bajas después del primer embate, ambas infanterías chocaron cuerpo a cuerpo, las espadas chocaban en una danza de sangre, las plumas blancas del Águila de Dos Cabezas caían una a una. El Rey Sargento se regodeaba en su victoria, hasta que en cuestión de minutos uno de sus espías le informó del movimiento de la Hidra, que aprovechando el deseo del Águila Negra  por sangre, se escabulló hacia el este tomando una posición en la colina en la que podrían tirar abajo las columnas perfectamente armadas. El Rey Sargento quien ya se encontraba en desventaja numérica ahora sintió el miedo de una inminente humillación a sus tropas.
    En un movimiento desesperado tomó a sus arqueros y los posicionó frente a la infantería de niños, una batalla en la que ninguno tenía una verdadera ventaja, ninguno era más que otro. De un lado niños soldados con pesadas armaduras que respondían a la Hidra en apoyo del Águila de Dos Cabezas. Del otro un grupo de 3000 arqueros con espadas ligeras sin filo pero con tantas muertes como hombres en batalla.

    Los bravos compatriotas luchaban con un mismo objetivo, la supremacía, la supervivencia y la gloria de sus Naciones. Al caer el atardecer ambas Águilas seguían en la encarnizada lucha, pero el Águila de Dos Cabezas bañada en su propia sangre comenzaba a agonizar frente al Águila Negra que aún se mantenía en pie…